El Valencia y su afición afrontan un nuevo momento duro, en el que el entrenador y los jugadores están en entredicho y son señalados por los malos resultados. Pero no hay que olvidar quién gestiona este club a la deriva.
Con la última derrota del equipo, en el Bernabéu, donde el Real Madrid fue infinitamente mejor, el equipo no demostró una mínima idea de juego, como viene siendo rutinario. Se reafirmó la crítica situación. Una temporada más luchando en el barro por no perder la categoría. Esa es la triste realidad a la que Peter Lim y sus secuaces han hundido a una entidad centenaria. El Valencia acumula tan solo nueve puntos en liga y dos partidos ganados. Cifras de auténtico equipo destruido a pedazos. La visita a Madrid ha cambiado hasta tal punto que lo que antes era una semana donde se buscaba dar la campanada, se ha reducido hasta convertirse en un suplicio para el aficionado, ya que los mandatarios, ni sufren ni padecen.
Lejos y olvidadas para algunos, quedan las palabras que se redactaron en el comunicado oficial tras la llegada (más 1 mes tarde) del CEO de fútbol, Ron Gourlay: «devolver al club a su histórica posición entre la élite del fútbol europeo» En noviembre, las estadísticas no reflejan nada parecido.

Muchos problemas para Corberán
Las relaciones entrenador-directiva en la era Meriton, nunca han tenido un desenlace feliz, normalmente los contratos se han roto con el agua al cuello, y con necesidad de aire nuevo. Corberán parece perseguir las huellas de su antecesor, Rubén Baraja. Ambos entrenadores llegaron al equipo en horas bajas, y supieron darle la vuelta a la situación. Baraja empezó la temporada pasada como entrenador, se quedó en el club sabiendo quién y cómo se manejaba y terminó cesado por la puerta de atrás, manchando de forma triste su imagen de héroe generada como futbolista y por su primera parte como entrenador milagroso del Valencia que rozaba el abismo. Además de firmar el peor arranque en la Liga de la historia del club, superando al Valencia que descendió en la temporada 1986.
Curiosamente, al peor Valencia de la historia, lo salvó Carlos Corberán. El actual técnico, tiene al equipo completamente caído, han recibido 20 goles, y lo que la temporada pasada era un fortín, Mestalla, este año va camino de ser indiferente. Fruto de ello puede ser la guerra entre Mestalla y su equipo. Una afición que ha visto ganar ligas, y ha vivido grandes noches europeas, está harta de ver en qué se ha ido destruyendo pieza a pieza el club.

Los jugadores de Corberán han pasado de revertir una situación catastrófica, como es ir último en la tabla, a no demostrar una idea de juego clara. Antes el equipo, era reconocido por una identidad, una forma de jugar, de atacar y de defender. Ahora, nadie sabe explicar qué le pide el entrenador al equipo. Si antes mencionaba el peor Valencia de la historia, este sábado de no ganar ante el Real Betis, el Valencia de Carlos Corberán será el nuevo peor Valencia en cuanto a arranques ligueros.



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