El murciano conquistó la final del torneo de Tokio tras imponerse a Taylor Fritz, un éxito que amplía su balance de victorias y añade un nuevo trofeo a su palmarés.

El tenista español logró la victoria con un resultado (6-4 y 6-4) y, con ello, se llevó el trofeo en un torneo en el que debutaba. Con este triunfo suma ya ocho títulos en la presente temporada y eleva su registro a 67 victorias, una cifra que lo está convirtiendo en leyenda.
El dulce sabor de la revancha tras la Laver Cup
El número uno del mundo se enfrentaba a un rival muy duro, sabía que el estadounidense iba a pelear durante todo el partido y que iba a ser un contrincante complicado, algo que había comprobado hace unos días en la Laver Cup, torneo fuera del circuito ATP, donde Fritz consiguió batirlo (6-3 y 6-2), cortando así una racha de victorias de varios meses. Por ello, Alcaraz iba tras su revancha personal.
Carlos tenía en mente cuatro claves que necesitaba para acabar con el jugador norteamericano: la primera, resistir a los agresivos y potentes servicios de Fritz; la segunda, mantener su propio saque firme, para no darle oportunidades; la tercera, desplazarlo y desgastarlo, para cansarlo y dificultarle cerrar los puntos; y la cuarta, aprovechar los momentos clave y romper su saque.

Alcaraz y la furia que desequilibrio a Fritz
El primer set comenzó con un gran Fritz al servicio, demostrándole al murciano que no iba a dar su brazo a torcer. Carlos respondió con golpes precisos y una dejada desde el fondo de pista que dejó anonadado al estadounidense.
En el cuarto juego, con todo igualado, Alcaraz salvó una bola de break y cerró el juego con un buen servicio. Más tarde, dispuso de tres oportunidades de break que desperdició, permitiendo que Fritz se llevara el punto. Tras sentarse en el banco, Alcaraz se mostró muy enfadado con el juez de silla, protestando por el warning recibido en su servicio del cuarto juego y llegando a decir: «Nunca jugaste al tenis en tu vida».
Transformando esa furia en energía, regresó a la pista y rompió el saque de Fritz en el noveno juego. Solo le quedó confirmar la rotura con su propio servicio para cerrar el primer set por 6‑4.
La ventaja física que inclinó la balanza
Tras la intensa batalla del primer set, el segundo comenzó con un giro claro: Taylor Fritz empezaba a mostrar señales de problemas físicos. En la pausa entre sets, el estadounidense necesitó atención médica por unas molestias en la pierna izquierda que, incluso, le complicaban ejecutar su saque con normalidad.
Alcaraz, siempre atento, supo aprovechar el momento. Desde el primer juego de la segunda manga se lanzó con decisión y, desplegando un tenis brillante, rompió de inmediato el servicio de su rival. Con esa ventaja inicial, la final quedaba bien encaminada para el murciano.
Fritz volvió a requerir la asistencia de los médicos y pidió que le vendaran el cuádriceps para poder seguir compitiendo, pero el guion ya estaba marcado. El número uno del mundo mantuvo la concentración al saque y siguió imponiendo su ritmo. La resistencia del norteamericano se fue diluyendo poco a poco hasta que un segundo break terminó de abrir la puerta al triunfo. Alcaraz, sólido en cada turno de servicio, solo tuvo que cerrar con autoridad para levantar su primer título en Tokio.
No lo consiguió a la primera oportunidad, ya que Fritz consiguió romperle el saque para seguir con vida en el partido. Sin embargo, en la segunda, no falló, una gran dejada en la bola de partido le dio el título en Tokio. Con este triunfo ya suma ocho esta temporada y se mantiene el número uno en la clasificación ATP. Alcaraz sigue haciendo historia y empieza a forjar su leyenda.




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