Un partido de alto voltaje en el Metropolitano deja al Real Madrid sin premio en una tarde donde el juego duro, las decisiones polémicas y la euforia local marcaron la diferencia.

Un inicio agresivo y con premio
El Atlético salió desde el primer minuto con una intensidad desbordante, marcando el ritmo con presión alta y una agresividad que rozó el límite en varias acciones. El árbitro, permisivo en muchas de ellas, permitió un juego muy físico que incomodó a un Madrid falto de chispa. La primera parte fue rojiblanca, tanto en balón dividido como en actitud.
Una decisión polémica que cambió el guión
El momento clave llegó justo tras el descanso, con un penalti señalado sobre Nico González por una acción de Arda Güler que generó dudas en directo y en la repetición. Julián Álvarez no falló desde los once metros, firmando su segundo gol de la noche. El VAR, protagonista, volvió a estar en el foco tras un gol anulado a Lenglet por mano en la primera parte.
El Madrid, momentos de calidad entre sombras
A pesar de la desventaja, el Real Madrid logró dos goles de gran factura: uno en una acción brillante entre Mbappé y Güler, y otro tras una combinación rápida con Vinicius como protagonista. Fueron chispazos de un equipo que, incluso en su versión más plana, sigue generando peligro. Bellingham, aún sin ritmo, no logró conectar con el partido, y la apuesta de Xabi Alonso por reforzar el control no surtió efecto.
Celebración desmedida
Con el pitido final, el Metropolitano estalló en una celebración que dejó clara la importancia del partido para el Atlético. Fue, sin duda, una gran tarde para los de Simeone, que supieron manejar sus armas y aprovechar cada detalle. Aunque, cuando se trata de ganar al Real Madrid…cualquiera reaccionaría así.
El líder tropieza, pero sigue mirando hacia arriba
El Real Madrid cedió puntos y dejó una imagen gris, pero la temporada no se decide en un solo partido. La plantilla blanca sigue siendo de primer nivel, y con jugadores como Mbappé, Valverde, Güler o Vinicius, la reacción no debería tardar. El derbi se tiñó de rojo y blanco esta vez, pero queda mucha Liga, y los papeles de protagonista no cambian por una mala tarde.



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