El técnico lanza su primer gran aviso en un vestuario que empieza a mostrar grietas de disciplina

Xabi Alonso nunca fue un tipo de perfil bajo. Ni en el campo, ni ahora en la banda. Cinco partidos al frente del Real Madrid le han bastado para dejar claro que aquí no hay tiempo para medias tintas: intensidad, orden y ambición. El equipo ya respira su sello, pero también empieza a escuchar sus advertencias. La última, la más seria hasta la fecha, llegó tras la absurda expulsión de Dani Carvajal en Champions. “Era evitable, es una pena. Tendremos que hablar del tema”. No fue una frase cualquiera: fue un aviso con destinatarios claros.
Un mal que se repite
El problema no es nuevo. Dean Huijsen, con apenas un puñado de partidos como blanco, ya suma dos expulsiones que costaron demasiado. En el Mundial de Clubes ante el Dortmund, un error de juventud lo sacó de la foto de unas semifinales frente al PSG. Un mes después, frente a la Real Sociedad, otro gesto innecesario con la mano volvió a dejar al Madrid con diez. Courtois, voz autorizada en el vestuario, lo dijo claro: “Era innecesaria”.
Tampoco ayuda recordar el caso de Raúl Asencio. Ante Pachuca, solo siete minutos en el campo bastaron para condicionar a todo el equipo con una entrada imprudente en la frontal. Un error de cálculo que hipotecó ochenta minutos de partido.
Cuando la pasión se convierte en lastre
El fútbol de Xabi Alonso vive de la energía, de la presión, de la fe en cada balón dividido. Pero cuando esa pasión se descontrola, el peaje es demasiado alto. Y más en un equipo que está recuperando ilusión, frescura y optimismo después de meses grises. Ahora mismo, el técnico tolosarra debe preparar partidos sin Huijsen, sin Carvajal, sin Rüdiger y sin Trent. Demasiadas bajas en la retaguardia para un equipo que quiere crecer con solidez.
El primer gran mensaje de Xabi
El entrenador no señala en público, pero en privado no se esconde. Ha mirado a sus jugadores a los ojos y ha dejado claro que el Madrid no puede seguir perdiendo partidos por errores evitables. Intensidad, sí. Orgullo, también. Pero no a costa de hipotecar a todo el equipo. Este primer aviso es mucho más que un toque de atención: es una declaración de intenciones.
Xabi Alonso sabe que ha devuelto la ilusión al Bernabéu, que sus hombres ya muestran un estilo reconocible y que el equipo vuela en ilusión y ambición. Pero también es consciente de que cada roja es un paso atrás en ese camino. Y en su Madrid, nadie quiere volver a mirar hacia atrás.



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