
El Chelsea se prepara para disputar una de las finales más exigentes y apasionantes de su historia reciente. El conjunto inglés se medirá ante el Paris Saint-Germain, en un choque que promete emociones fuertes, talento desbordante y un altísimo nivel competitivo. El PSG, tras un camino a la final lleno de equipazos y reencuentros, se enfrentará a un Chelsea que tuvo un camino más plácido, pero meritorio por su regularidad.
Un camino de autoridad: el Chelsea, paso a paso hacia la final

El conjunto dirigido por Enzo Maresca ha demostrado una evolución notable a lo largo del torneo. Tras un inicio irregular, encontró su punto de inflexión ante el Tunis y el Benfica, rivales a los que superó con solvencia y una clara superioridad ofensiva. En ambos encuentros, el Chelsea no solo ganó, sino que goleó, dejando claro que estaba listo para competir por el título.
La verdadera prueba llegó en las rondas finales. En los cuartos de final, los londinenses se midieron al Palmeiras, un conjunto brasileño con experiencia y jerarquía en este tipo de torneos. El Chelsea supo sufrir y llevarse la victoria por 1-2, en un duelo tenso que se resolvió en los minutos finales.
Ya en semifinales, el rival fue el Fluminense, otro peso pesado del fútbol sudamericano. Con un planteamiento táctico impecable y una actuación estelar de João Pedro, los ingleses se impusieron por 0-2, mostrando una versión madura y efectiva que ilusiona a la afición blue de cara a la gran final.
El PSG, un rival de temer a pesar de las bajas

Por su parte, el Paris Saint-Germain llega a la final con el cartel de favorito, aunque con bajas sensibles que podrían condicionar su rendimiento. El equipo de Luis Enrique ha sido una apisonadora a lo largo del campeonato, con actuaciones sobresalientes tanto en fase de grupos como en los cruces directos. Sin embargo, el último partido ante el Real Madrid dejó secuelas importantes.
Los parisinos no podrán contar con Willian Pacho, quien fue sancionado tras una durísima entrada a Leon Goretzka en los cuartos de final ante el Bayern Múnich. A él se suma la baja del defensor Lucas Hernández, que vio la tarjeta roja directa por una acción completamente innecesaria y ha sido suspendido por dos partidos. Ambos jugadores ya se perdieron la semifinal y no estarán disponibles para el duelo decisivo.
A pesar de estas ausencias, el PSG mantiene un bloque competitivo liderado por figuras como Kylian Mbappé, Vitinha y el propio Donnarumma, quien ha sido clave en momentos de máxima exigencia. El equipo ha mostrado una gran capacidad de adaptación y una presión adelantada asfixiante, sello característico del técnico asturiano.
El PSG tendrá bajas sensibles y el Chelsea, con todo
Los de Luis Enrique tendrán las mismas bajas que ante el Real Madrid, Willian Pacho, tras su dura entrada a Goretzka en los cuartos de final ante el Bayern. Igual que Lucas Hernández, que tras una entrada totalmente innecesaria, acabó expulsado y ambos sancionados por dos partidos.
Por parte del Chelsea, Enzo Maresca no tiene jugadores sancionados, únicamente no podrá contar con Badiashile por lesión.
Chelsea, sin sancionados y con la plantilla casi completa
Una de las grandes ventajas del Chelsea de cara a la final es el estado de su plantilla. El técnico Enzo Maresca no cuenta con jugadores sancionados, lo que le permitirá plantear el partido con su once de gala. La única baja confirmada es la del defensa Benoît Badiashile, quien continúa recuperándose de una lesión muscular y no llegará a tiempo.
Esta situación supone un respiro para un equipo que ha logrado consolidar su estructura y que ha encontrado en jugadores como Colwill, Gallagher o Nkunku piezas fundamentales para su crecimiento. Además, el rendimiento del joven João Pedro, ex del Watford, ha sido uno de los factores diferenciales que han llevado al equipo hasta la final.
Una final abierta, con promesa de espectáculo
Todo está preparado para una final que promete ser histórica. Por un lado, el PSG, en busca de consolidarse como potencia dominante en el fútbol europeo tras conquistar la Champions League. Por el otro, el Chelsea, renovado, con juventud, ambición y una idea clara de juego.
Será un duelo táctico entre dos entrenadores con estilos distintos, pero igualmente eficaces. Luis Enrique, con su presión alta, posesión y agresividad. Maresca, con un fútbol más vertical, directo y letal en las transiciones.
Ambos clubes llegan con argumentos sólidos, pero también con incógnitas que solo se resolverán sobre el terreno de juego. ¿Pesarán las bajas del PSG? ¿Podrá el Chelsea resistir el ritmo parisino?
La respuesta, el próximo domingo. La gran final está servida.


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