El Olympique de Lyon, uno de los clubes más emblemáticos del fútbol francés y europeo, desciende oficialmente a la Ligue 2 (segunda división francesa) por decisión del organismo regulador financiero del fútbol francés, la DNCG (Direction Nationale du Contrôle de Gestion). Una sanción que no hace justicia a sus logros deportivos, sino a la grave situación económica del club.
A nivel deportivo, el Lyon completó una temporada más que aceptable, acabando en la sexta posición de la Ligue 1, asegurándose una plaza en la próxima edición de la Uefa Europa League. Sin embargo, esta clasificación ha quedado interceptada por la sanción administrativa impuesta por la DNCG, la cual ha determinado el descenso directo del club a la segunda división francesa. En este caso, su plaza en la Ligue 1 la ocupará el Stade de Reims.
El origen del problema no viene ahora, sino que la decisión de la DNCG, se basa en la insostenible situación económica del club. Según varias fuentes financieras oficiales, el Olympique de Lyon acumulaba una deuda de entre los 423 y los 540 millones de euros. Esta elevada cifra hizo desbordar los límites de tolerancia del organismo regulador, que desde noviembre de 2024, impuso una serie de contundentes condiciones al club. Pero pese a los esfuerzos del club para poder reequilibrar sus cuentas económicas a base de ventas y algunos ajustes presupuestarios, no han logrado cumplir con las exigencias en los plazos establecidos.

El 24 de junio de 2025, la DNCG confirmó el descenso efectivo del Olympique de Lyon a la Ligue 2. Este anuncio cayó como un jarro de agua fría tanto para la afición, como para el entorno del fútbol francés. Es la primera vez en la historia reciente, que un club clasificado a cualquier competición europea, desciende por decisiones administrativas.
El club ha anunciado que va a recurrir a la decisión ante la comisión de apelaciones, en lo que va a ser un intento desesperado por mantenerse en la élite del fútbol mundial. A pesar de esto, la situación financiera del club, pesa más que la deportiva en este caso.
El impacto de este repentino descenso, va más allá del verde. La plantilla actual del equipo, podría desvanecerse en cuestión de horas o días, ya que el club necesita una reducción de costes. Además de esto, la participación, una de las fuentes claves como la participación en competiciones europeas, también queda en entredicho.
El caso del Olympique de Lyon deja en evidencia los peligros del desequilibrio financiero en el fútbol actual y plantea un precedente importante en el ámbito del control económico del deporte. El club todavía tiene la esperanza de salvarse en los despachos, pero el mensaje de la DNCG es claro: el cumplimiento económico es innegociable.



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