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El Paris Saint-Germain ha conseguido lo que durante años pareció una quimera: proclamarse campeón de Europa. Un logro que llega tras una profunda transformación, tanto en lo futbolístico como en lo anímico, liderada por Luis Enrique. El técnico asturiano ha sido la clave de un cambio radical que ha devuelto la ilusión al conjunto parisino y que ahora lo impulsa hacia el Mundial de Clubes como uno de los grandes favoritos.
La gesta europea no solo ha sido un trofeo más para las vitrinas del club, sino un punto de inflexión. La derrota en semifinales ante el Borussia Dortmund el año anterior parecía presagiar una larga reconstrucción, pero la respuesta fue inmediata. En la convocatoria que levantó la Champions en el Allianz Arena, hay hasta doce caras nuevas respecto al equipo que cayó en la pasada edición. Una renovación profunda que ha traído consigo una identidad diferente.
Luis Enrique y su necesidad de controlar cada movimiento
Tras la salida de Kylian Mbappé rumbo al Real Madrid, Luis Enrique fue claro: “Se va probablemente el mejor jugador del mundo, pero ahora controlo cada movimiento sobre el campo”. Lejos de ser una excusa, fue una declaración de intenciones que terminó materializándose en la final de Champions, donde su planteamiento fue tan meticuloso como brillante. La victoria no solo fue contundente, sino que evidenció un dominio táctico que llevó su sello de principio a fin.
El éxodo no terminó con Mbappé. También dejaron el club nombres importantes como Milan Škriniar, Carlos Soler, Keylor Navas o Marco Asensio. Sumado a bajas sensibles como la de Presnel Kimpembe. Lo que parecía el inicio de una transición generacional terminó siendo una reconstrucción exprés que ha elevado el nivel competitivo del PSG a cotas nunca vistas.

Imagen: El Confindencial.
El Mundial de Clubes, aliciente para ser campeón de campeones
Este domingo, el PSG debutará en el nuevo formato del Mundial de Clubes. Una competición que ha generado críticas por la sobrecarga de partidos, pero que ofrece un atractivo irresistible: coronarse campeón entre los mejores equipos del planeta. En su estreno, el conjunto francés se enfrentará al Atlético de Madrid, un rival de entidad para medir el verdadero potencial del campeón europeo.
Aunque el desgaste físico es una realidad —muchos jugadores apenas han contado con 15 días de descanso tras la final de la Champions—, la motivación por hacer historia se impone en el vestuario. Algunos futbolistas, como Nuno Mendes, incluso disputaron y ganaron la Final Four de la Nations League en ese breve lapso, acumulando títulos y minutos sin perder el enfoque competitivo
Cansados pero motivados
La temporada ha sido larga y exigente, pero la ambición del PSG no conoce límites. El espíritu competitivo instaurado por Luis Enrique ha transformado al equipo en una máquina de competir. Nadie se guarda nada, y aunque el desgaste es evidente, la oportunidad de levantar otro trofeo de prestigio es suficiente aliciente para dejarlo todo en el campo.
En los entrenamientos previos al Mundial de Clubes, se ha visto a un equipo concentrado, con sesiones intensas y una planificación que busca mantener el ritmo sin quemar a sus jugadores clave. El técnico asturiano ha sabido dosificar esfuerzos durante la temporada y ahora confía en que la frescura táctica se imponga al cansancio físico.
Doué y Dembelé, la nueva pareja letal

Si algo ha caracterizado al PSG esta temporada ha sido su capacidad para reinventarse. Con la marcha de muchas de sus estrellas, el protagonismo ha recaído en jugadores que han dado un paso al frente. Entre ellos, dos nombres brillan con luz propia: Désiré Doué y Ousmane Dembélé.
Doué, autor de un doblete en la final de la Champions, se ha consolidado como una de las revelaciones del fútbol europeo. A sus 19 años, el joven francés se ha convertido en ídolo de la afición y en una pieza fundamental en el esquema de Luis Enrique. Por su parte, Dembélé ha recuperado su mejor versión, desbordando por banda y generando desequilibrios en cada encuentro.
Con Gianluigi Donnarumma bajo palos, Achraf Hakimi y Marquinhos liderando la zaga, y un mediocampo renovado, el PSG parece más equipo que nunca. Ya no depende de individualidades, sino de un bloque sólido y convencido de su capacidad para seguir haciendo historia.
El reto ahora es conquistar el Mundial de Clubes, y si algo ha demostrado este nuevo PSG, es que no se conforma con haber ganado la Champions: quiere más.



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