El Yeclano Deportivo se ha llevado una sorpresa mayúscula en este inicio de mercado estival. Lo que parecía un secreto a voces —el fichaje de Vicente Parras como nuevo entrenador azulgrana— se ha desvanecido en cuestión de horas. El técnico alicantino ha firmado finalmente con el CD Teruel, dejando al club del Altiplano sin su principal objetivo para el banquillo y provocando un giro de guion que ha dejado perpleja a toda la afición.
La noticia ha corrido como la pólvora en Yecla, donde daban por hecho su fichaje tras varios contactos avanzados. El desenlace ha sido inesperado y plantea ahora un importante dilema para la dirección deportiva: reconstruir un proyecto sin entrenador, sin base definida y con el mercado ya en marcha.

Un querer y no poder
Desde la cúpula azulgrana se ha transmitido de forma clara la ambición de regresar a Primera RFEF. Tras una temporada de luces y sombras, el objetivo es claro: armar un proyecto serio, competitivo y sostenible que devuelva al Yeclano a la categoría de bronce. Pero el primer paso, el del banquillo, se les está atragantando.
La dirección deportiva busca un entrenador con experiencia contrastada en la categoría. No quieren recurrir a soluciones improvisadas ni repetir nombres por inercia. Buscan una figura que marque el carácter del nuevo proyecto desde el inicio. Vicente Parras encajaba perfectamente en ese perfil, tanto por experiencia como por estilo de juego. Su negativa obliga ahora a reabrir el casting técnico desde cero, con un ojo en el reloj y otro en la competencia.

Pronto es tarde para comenzar la confección de la plantilla
La falta de entrenador afecta directamente a la planificación deportiva. A día de hoy, 12 de junio, ningún futbolista tiene su continuidad asegurada. Es más, la gran mayoría ya tiene o tendrán en breve ofertas de otros clubes. Las renovaciones están paradas, los posibles fichajes en compás de espera y la sensación en el entorno es de parálisis. En un club como el Yeclano, donde el entrenador ha sido históricamente una figura clave en la elección de perfiles y en el vínculo emocional con la plantilla, no tener técnico es sinónimo de incertidumbre.
El recuerdo reciente del exitoso ciclo de Adrián Hernández todavía pesa. Su implicación directa en los fichajes y su conexión con el vestuario fueron claves para lograr dos ascensos y competir con dignidad incluso en la temporada del descenso. Hoy, sin esa figura de referencia, el club se encuentra en una encrucijada complicada: muchos deseos y pocos medios.
La dirección deportiva se enfrenta ahora a una carrera contrarreloj. Cada día sin entrenador es un día perdido para planificar la temporada, cerrar renovaciones o negociar con posibles incorporaciones
Las opciones: Un clásico o palabras mayores.

Con Vicente Parras ya comprometido con el Teruel, el abanico de opciones vuelve a abrirse. Algunas son viejas conocidas. Uno de los nombres que siempre suena en estos momentos es el de Sandroni, eterno vinculado al Yeclano, aunque su regreso no es sencillo. Tampoco lo son las posibilidades de convencer a técnicos como Mario Simón o Vicente Mir, ambos con experiencia contrastada en Primera RFEF, pero también con aspiraciones altas y exigencias acordes.
Vicente Mir, por ejemplo, encaja perfectamente en el perfil que busca el club: experiencia, carisma y conocimiento de la categoría. Sin embargo, traerlo requeriría una maniobra de gran calado tanto en lo económico como en lo deportivo. Habría que ofrecerle un proyecto realmente convincente para que apostase por el Yeclano frente a otras propuestas más asentadas.
Mientras tanto, la sensación en Yecla es que el verano ha comenzado cuesta arriba. Sin un referente en el banquillo, el club no puede avanzar en ninguna de las áreas fundamentales del proyecto. Ni fichajes, ni renovaciones, ni definición de estilo de juego.
La pelota está ahora en el tejado de la dirección deportiva, que debe moverse con inteligencia y rapidez para recuperar el tiempo perdido. Porque si algo tiene claro la afición azulgrana, es que sin entrenador, no hay proyecto. Y sin proyecto, el regreso a Primera RFEF será un sueño cada vez más lejano.


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