Mbappé y Tchouameni remontan, pero el Barça se lleva la copa con suerte
El árbitro, otra vez en el centro de la polémica

El Real Madrid no logró alzar la Copa del Rey, pero salió de Sevilla con la cabeza alta. En una final llena de tensión, polémica y decisiones arbitrales que levantaron dudas, el Madrid dejó claro que su fortaleza no depende de lo que digan los demás, sino de su actitud en cada jugada, en cada minuto.
El Barcelona se llevó el trofeo, pero no fue gracias a una superioridad futbolística. La suerte jugó su papel, y las decisiones arbitrales también, pero en el campo, el Madrid mostró lo que es: un equipo que nunca baja los brazos, aunque las circunstancias no le sean favorables.
El Madrid, el alma de la competencia
Pedri adelantó al Barça con un buen gol en los primeros minutos, pero el Real Madrid reaccionó como siempre lo hace: sin rendirse. Mbappé empató con una jugada llena de clase, y Tchouameni dio la vuelta al marcador, poniendo al Barça contra las cuerdas. El equipo de Xavi, sin ideas y sin profundidad, solo pudo aferrarse a errores ajenos.
El empate de Ferran en el 83 fue solo una pequeña pausa en un partido donde el Madrid nunca perdió la compostura. Aunque la prórroga terminó con un gol de Koundé, la sensación fue clara: el Madrid, una vez más, demostró que no es un equipo que se dé por vencido.
El Barça celebró, el Madrid dejó su sello
El Barcelona se llevó el título, pero el partido no estuvo marcado por la superioridad de uno u otro. El Madrid dejó claro lo que realmente importa: el trabajo constante, la lucha incansable, y la certeza de que, aunque hoy no fue su día, siempre estará ahí para seguir peleando
Hoy no fue nuestra copa, pero el Madrid sigue siendo el equipo que nunca se rinde, que siempre regresa con más fuerzas y que siempre va a estar ahí, pase lo que pase.
El Madrid caerá en ocasiones, pero ha demostrado que nunca se queda abajo. Y cuando regrese, volverá con más determinación que nunca.



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